14 ago 2012

Etapa 5. Lédigos - León (74km)

La etapa de hoy es, sin duda, la más sencilla de nuestro periplo. Se trata de un paseo mayoritariamente llano que atraviesa multitud de tranquilas poblaciones castellanas. El Alto del Portillo, una dificultad menor, dará paso al bullicio de León, la última gran capital del Camino antes de llegar a Santiago (pulsa sobre la imagen para verla más grande).

Etapa corta, llana y de transición. Si estoy fuera una gran carrera ciclista hoy estaríamos condenados a un sprint masivo.

La verdad es que podría haber planteado un trayecto bastante más largo. Por ejemplo, una etapa de 125km hasta Astorga habría sido perfectamente viable habida cuenta de la nula dificultad del recorrido (como veis, el temor de los primeros días a las distancias largas ya está superado). Sin embargo, hoy tengo un bendito condicionante: anoche hablé por teléfono con Félix, un antiguo amigo del colegio que se casó recientemente, y que reside con su esposa en León. Me ha invitado a pasar la noche en su nueva casa y he aceptado gustoso su hospitalidad.

De camino a la ermita de la Virgen del Puente (Sahagún)
A falta de otras eventualidades, aprovecho para decir que nunca me acostumbraré a los encantos con los que las primeras luces del amanecer visten los campos: las sombras alargadas, los tonos dorados, la brisa fresca... todo hace que valga la pena echar a rodar cuando todavía es de noche.

Algo que, por otra parte, se está empezando a convertir en un hábito.


Sahagún, "Centro del Camino", ofrece un buen puñado de atractivos monumentales. En la foto, el crucero y el puente sobre el río Cea
Desde Terradillos de los Templarios hasta Sahagún, primer pueblo de la provincia de León, circulamos por veredas y caminos agrícolas en buen estado. A partir de Sahagún, el Camino discurre durante muchos kilómetros por un andadero pegado a una carretera asfaltada. Bercianos de Real Camino, El Burgo Ranero, Reliegos... pequeñas poblaciones que vamos dejando atrás en nuestro camino hacia Mansilla de las Mulas, donde hoy hay mercadillo.

¿Quién dijo que Castilla era amarilla?
El terreno es mayoritariamente llano, e incluso favorable a partir de El Burgo Ranero. Los kilómetros se suceden sin solución de continuidad y, a pesar de que he hecho algunas paradas para admirar los diversos conjuntos monumentales que me salen al paso, hacia las once de la mañana he cubierto de largo las tres cuartas partes de la etapa.

En el Burgo Ranero he presenciado una curiosa escena: un bicigrino japonés se estaba zampando un bocata de chorizo de medio metro de largo. El hombre llevaba un mochiloncio que debía pesar una burrada. He intentado entablar conversación con él, pero no sé japonés. Así que nos hemos limitado a sonreir y a hablar por señas: "mochila grande" -risas- "bocata grande" -risas- "que aproveche" -cara de no te entiendo- "hala, pues hasta luego" -risas.

Frente la catedral de León
Lo típico.


A partir de Mansilla el recorrido es menos plácido. De hecho, me atrevo a decir que la llegada a León es el tramo más feo del Camino, puesto que nos vemos obligados a rodar por una carretera con bastante tráfico, cruzando el estrecho puente de Villarente entre camiones y autobuses.

Por fortuna, tras unos pocos kilómetros nos desviamos por una pista que nos lleva por Alcahueja y Valdelafuente hasta el Alto del Portillo.

Lo de "alto" debe ser por decir algo, porque la subida apenas presenta dificultad (menos de cuatro kilómetros con una pendiente media inferior al 2%). En realidad, toda la dureza se reduce a una rampa empinada a la altura de Alcahueja. El último tramo de la subida consiste en tres rampas escalonadas con tramos llanos entre medias. Tras superarlo cruzamos la carretera por un paso elevado y obtenemos como recompensa una bonita vista de la capital leonesa.

A partir de aquí toca buscar flechas amarillas por las calles de la ciudad. La catedral espera.