Contraje el virus del Camino hace tres años.
Estos últimos veranos he recorrido andando los tramos finales de los
Camino Francés, Inglés y Portugués con amiguetes. Digamos que se ha convertido
en una especie de tradición: nos pillamos cuatro o cinco días de vacaciones y
allá que nos vamos, a ese parque temático de la ampolla que es Galicia.
Aunque hay planes para repetir a finales de este verano, he decidido que yo quiero hacerlo además en bici. Me inspiró un peregrino anónimo que nos encontramos el año pasado en Melide y que venía montado en su burra desde Irún. Desde entonces vengo dándole vueltas a la idea y he tomado la decisión de ponerla en práctica.
Mis amigos camineros no se apuntarán porque la bici no les apasiona, así que sé de antemano que estaré solo ante el peligro.
La idea es arrancar en Roncesvalles, desde donde seguiré las flechas
amarillas hasta la mismísima Plaza del Obradoiro.